La Convención Constitucional aprobó recientemente que la atención primaria sea la base del sistema nacional de salud, “se promoverá la participación de las comunidades en las políticas de salud y las condiciones para su ejercicio efectivo”. Sobre esta transformación fundamental que deberá implementar nuestro país, conversamos con el salubrista y asesor de Confusam, Ricardo Fábrega.
El experto plantea que está terminando una Constitución que impedía la solidaridad y se instalará “una casa para todos”. Lo obvio, entonces -expresa- es que deberá priorizarse un mayor financiamiento; más recurso humano; competencias adecuadas y completar la infraestructura inconclusa. Pero, añade, la atención primaria no es solo eso. Es una estrategia que implica participación de la comunidad; intersectorialidad en políticas saludables y equipos proactivos que atienden la demanda que llega y salen a buscarla.
En ese sentido, enfatiza que existe una muy buena salud primaria en lo materno infantil, con mucho despliegue en territorio, pero no es suficiente: “Estamos con brechas importantes de equipamiento, infraestructura y recurso humano”.
Soberanía en salud
Lo principal, enfatiza Ricardo Fábrega es recuperar soberanía en salud: “Las personas no se pueden seguir considerando como simples consumidores, deben empoderarse y ser soberanas. Una verdadera reforma devuelve dignidad y salud a la gente en el sentido que ella genera salud. Que el sistema está basado en la atención primaria significa que esa persona que vive en comunidad y en relaciones tiene un apoyo del sistema, mediante un equipo, para vivir saludablemente”.
Plantea que las brechas de infraestructura no se resolverán con más cesfam, sino -probablemente- con más cescof. Es decir, con estructuras más pequeñas que tengan como sede un cesfam pero con mayor inserción territorial. Se trataría de un equipo de dos a tres personas “que puede atender incluso en un departamento. Este ayudaría a vivir saludablemente y activaría prescripción social, y lo que no pueda resolver se deriva a la red”.
Concluye que se deberán abandonar las metas centradas en enfermedad y encargarse de acompañar familias saludables, “con un proyecto concordado con su equipo de salud, que incluya control del niño sano, pero también, por ejemplo, relaciones de pareja. Eso es atención primaria”.