Salud Mental y Primera Línea:

Si la protección física de la primera línea ha sido escasa en esta pandemia, la de su salud mental es prácticamente inexistente. Su carga de penas, dolores y angustias ya se está expresando en pesadillas, irritabilidad, miedo y automedicación, entre otros síntomas. Por ello, urge enfrentar esta grave problemática ahora y no cuando pase la crisis.

Antes del Covid-19 y de la explosión social del año pasado se sabía que uno de cada cuatro chilenos y chilenas había sufrido un trastorno siquiátrico en el último año. En este tiempo, las cifras solo pueden haberse elevado con el confinamiento obligado, la soledad y la incertidumbre frente al futuro. Pero, claramente, la salud mental del personal sanitario es la más expuesta.

NUEVOS ESTRESORES

Carlos Concha, sicólogo y director de Burnout Capital Humano, lleva quince años trabajando en centros de salud de Arica a Punta Arenas. Por ello, conoce la realidad de quienes laboran en salud pública.
Dice: “En atención primaria y hospitalaria sin Covid-19 lo usual es la carencia de recursos, de equipamiento, un alto ausentismo y mucho estrés. Y a esto ahora se agrega la posibilidad de contagio y de enfermar a la familia. Entonces, el funcionario trabaja preocupado por su familia bajo el dilema de que quiere su profesión, pero teme dañar a su familia sino se limpia bien las manos, los pies, la ropa…”
A lo anterior, se agrega la incertidumbre de ¿qué va a pasar conmigo, con mi trabajo y con mis colegas? Indica que ya se observan estresores asociados al burnout como agotamiento, somatización y mal dormir. Señala que hay mucha gente con pesadillas que despierta aterrada. En el ámbito sanitario la situación se agrava porque varios profesionales, además, han optado por no llegar a sus hogares para evitar contagiar y tienen pena porque extrañan a sus familias y, especialmente, a sus hijos.

Proyecta el sicólogo que en un tiempo, debieran aparecer situaciones de estrés postraumático, y advierte que ya se ha visto que personas con episodios depresivos se están agravando.

ESTRATEGIAS DE AUTOCUIDADO

Alerta el profesional que el coronavirus provocará un gran impacto en la salud mental en general y, sobre todo, en quienes laboran en primera línea. Por ello, señala como indispensable que las instituciones se pongan a trabajar en esta área ahora.
Dice que los funcionarios de atención primaria necesitan una institución y una jefatura cercana evaluando cómo están; preguntándoles cómo llevan sus relaciones y afectos; qué piensan. “Las instituciones no solo deben entregar una mascarilla sino apoyar para superar los miedos, porque la gente de salud está viendo mucha gente enferma y también que ellos mismos se están enfermando”, afirma. Por ello, expresa que la muerte de la primera funcionaria de APS por coronavirus, Lorena Durán, trascendió a toda la salud pública.
Propone realizar sesiones de autocuidado grupal al ingreso o salida de los turnos donde se hable de qué pasó, qué sintieron y qué hicieron. Afirma que incorporar esta herramienta es un tema terapéutico muy potente.
También plantea que cada persona desarrolle su propio programa de autocuidado. Y en ese marco, lo primero es no ver tele por su contenido de noticias negativas. También sugiere que el distanciamiento social no se confunda con aislamiento emocional, recomienda llamar por teléfono y hacer videollamadas con la gente que nos guste conversar.
Como parte de la estrategia personal, recomienda impulsar un programa de actividad física, de alimentación y preocuparse de cómo se están manejando las emociones.
Dice que lo que hoy nos afecta es sistémico e implica a la familia, al trabajo, la sociedad, las relaciones y el ámbito económico. “Hay personas que se recuperarán ellas mismas, pero otras requerirán ayuda terapéutica porque no todos estamos preparados para enfrentar estas situaciones. Para eso, debiesen generarse estrategias -ojalá- a nivel de Estado”, concluye.