Después del elevadísimo gasto fiscal durante la pandemia -que tuvo un gran componente en ayuda social-, ahora hay que pagarlo. Ya este año se recortó el gasto en un 24 por ciento y, para 2023, se considera un modesto incremento del presupuesto, que en su mayoría se destinará a elevar las pensiones que entrega el Estado. Como ya sabemos, se avecina una recesión y las empresas ajustan sus planillas mediante despidos. 

El economista y asesor de Confusam, Manuel Gajardo,  explica  en simple el momento que estamos viviendo, sus razones y sus consecuencias. Indica que el presupuesto para 2023 -con apenas un alza de 4.2 por ciento- se definió de acuerdo a una meta de ajuste que el Gobierno se trazó cumplir al finalizar su periodo.  Recibió de su antecesor, Sebastián Piñera, un déficit cercano al 11 por ciento  y al abandonar su mandato Gabriel Boric, va  -prácticamente- a cerrar esa brecha dejándola en 0,3. Para ello, todos los años irá apretando el cinturón.

Conjuntamente, el experto aclara que los presupuestos se hacen cargo de la inflación entre un año y otro. Por eso, el índice con que se calculó  el gasto fiscal para 2022 es  6.3 y no el 12 por ciento proyectado por el Banco Central, lo que en la práctica significará “que te recortarán plata, porque la inflación será el doble”. Desde ese punto de vista,  plantea: “Quién se hace cargo de la inflación de 2022, porque todos los servicios públicos tendrán un recorte en su poder de compra para el próximo año”.

Manuel Gajardo hace ver que nuevamente se sacrifica a la población en aras de equilibrios macroeconómicos: “Nadie exigió cumplir esa meta para cerrar la brecha. Además, también hay una meta autoimpuesta de deuda fiscal y todo es con cargo a restringir el gasto público. Entonces, en un país con una situación social compleja tomar este tipo de decisiones es seguir administrando un modelo neoliberal”, declara.

Añade que pudo hacerse de otra forma, sobre todo si no se hubiese retrocedido en la reforma tributaria, la que pasó de un 5 por ciento proyectado de recaudación respecto del PIB al 3.5. “Cada vez entregan más concesiones a los que poseen la riqueza de este país, achicando los ingresos de las arcas fiscales”, declara. Precisa, asimismo, que por una parte se reducen los montos de la reforma y, por otra, se aplaza su puesta en marcha resultando beneficiados los mismos de siempre.

Presupuesto de salud

En materia de salud,  tampoco se avecinan holguras. El economista señala que aunque se habla de una pequeña expansión,  el Ministerio de Salud sufrió una propuesta de recorte del 52 mil millones de pesos, porque se entrecruzan recursos de otras reparticiones que se ocupan en el sector. Dice que en 2022 se entregaron 12.8 billones y, ahora, se proponen 12.75 billones, lo que evidencia la baja.

Como si no pudiera ser peor, se considera un incremento de 8 por ciento para los niveles secundario y terciario y solo de un cinco para la APS. Esto queda reflejado en el modesto incremento de 100 pesos del per cápita y en que todos los programas serán congelados incluido el trato usuario.  “Los programas golpean a la gente y el trato usuario a los trabajadores, porque en la medida que se impacta la dotación o suben los salarios en negociaciones locales, el trato usuario baja”, explica.

Por lo anterior, Confusam ya elaboró su contrapropuesta de monto del per cápita. Como   el  basal está en 9.048 pesos (moneda 2022) para el 2023 quedaría  en $9.618 considerando inflación. Como la propuesta del Ejecutivo es $9.718 solo subiría cien pesos, es decir el incremento más bajo históricamente.  Con esa mirada,  se pedirá aumentarlo en el monto real del IPC, un doce por ciento  (agregándole el 6 por ciento  adicional no considerado) y sobre este el 4.2 por ciento que tuvo de aumento el presupuesto total para 2023, quedando en  $10.559.