Los incendios que en febrero impactaron duramente a Ñuble, Biobío y Araucanía dejaron una secuela de graves daños sobre todo en pequeños pueblos, algunos de los cuales ardieron casi por completo. Transcurrido ya un mes y medio de los hechos, la atención primaria sigue operando en esas zonas contra viento y marea, pese a la pérdida de algunas postas y estaciones médicas. Eso sí, esperan contar con infraestructura de emergencia antes del invierno.
Los cientos de incendios que consumieron más de 450 mil hectáreas, se llevaron la vida de 26 personas y damnificaron a más de 7.700 en el sur del país, también acabaron con algunos recintos de salud y las casas de una veintena de socios y socias de Confusam.
Por lo anterior, se inició una campaña denominada Lucatón para ir en apoyo de las y los colegas. Dice el tesorero nacional, Claudio Jiménez, que el Directorio decidió impulsar esta iniciativa que se suma a la ayuda solidaria de Confusam, contemplando que eran cinco las federaciones afectadas (Ñuble, Biobío, Los Ángeles, Temuco y Araucanía).
De esta manera, agrega, el Fondo Solidario entregará 700 mil pesos a cada afectado por pérdida total en su primera vivienda, y alrededor de un millón más reunido durante la campaña. Además de lo anterior, hubo federaciones y asociaciones que concurrieron directamente a la zona con sus aportes, como Recoleta que acudió a Santa Juana.
Centros de salud quemados
El vicepresidente de la Federación Octava Biobío, Diman Pereira, da cuenta de la situación que afecta a esa zona. En Santa Juana, se quemaron 4 de las 5 postas rurales; en la caleta Punta Lavapié (cerca de Llico) si bien se salvó la estación médica, se consumió todo el pueblo. Por ello, se hace aun más insuficiente atender en el único box con que se cuenta, argumenta que “después de la devastación aumentan las necesidades”. Lo mismo estaría ocurriendo en la comuna de Florida donde se quemaron todas las viviendas, pero los bomberos salvaron la posta.
La directiva de la Federación, exigió al Gobierno Regional y central que se generen soluciones inmediatas, “ya sea con carpas de campaña o container para retomar adecuadamente la atención de salud”, indica. Esta, obviamente, no se ha detenido y se efectúa en juntas de vecinos y colegios para entregar prestaciones.
Diman reconoce que, si bien, se están distribuyendo viviendas de emergencia en estas comunas, “necesitamos que llegue el Estado con soluciones rápidas para reponer los dispositivos de salud, no olvidemos que estas son comunas pobres con muchas necesidades donde la APS sigue atendiendo pese a la adversidad”.
El catastro local señala que a ocho trabajadores se les quemaron sus casas y otros 7 tuvieron pérdidas parciales.
La situación en Ñuble
En Ñuble, dice el presidente de la Federación, Jorge Gajardo, más del cincuenta por ciento de las comunas fueron afectadas por incendios este verano. No hubo infraestructura sanitaria dañada aunque la funcionaria Teresa Oróstica resultó con su casa- y la de todos sus familiares cercanos- quemada. Por ello, indica, Afusam Quillón hizo un aporte significativo porque “quedó sin nada”. La trabajadora, a sus 58 años, deseaba jubilar y acogerse al incentivo al retiro. Sin embargo, lo sucedido la ha hecho pensar en continuar con su vida laboral para reconstruir lo perdido. Ahora, está en lista de espera para que -en un máximo de tres años- el gobierno le reconstruya su casa definitiva, ya que por ahora se han entregado viviendas de emergencia.
El dirigente aprovecha para alertar sobre que los pueblos afectados, se encuentran en un territorio “dominado por las forestales, con muchos bosques de pino que son más inflamables y donde el peligro de nuevos incendios está latente, sobre todo si se le suma el cambio climático”. Insiste en que las autoridades debiesen abordar este tema y concentrar poblaciones en otros sectores.