Cuando las y los vecinos de la población Santa Marta y sectores aledaños en Puente Alto, se levantaron el 28 de abril parecía que hubiese nevado. Casas, autos, árboles, animales y veredas estaban cubiertos de blanco. Pero no los cubría la nieve, era sulfato de calcio -más conocido como yeso- proveniente de la compañía el Volcán debido a una falla en sus equipos. En ese momento, recordaron un evento similar hace un par de años y toda una vida cubiertos por ese polvo cuando corre viento. Por ello, se organizaron para terminar con este abuso, acorde con un país que no tolera más injusticias.
El Volcán declara en su web como una prioridad estratégica, “la gestión ambiental responsable, cuidadosa del entorno y de los recursos naturales”. Claro que estas son solo palabras, al menos para quienes habitan en las villas Santa Marta, Pedro Aguirre Cerda y Vicente Pérez Rosales de Puente Alto.
Francisco Collao, socio de Confusam , “nacido y criado en Santa Marta”, es hoy el coordinador de los vecinos de su villa. Cuenta que están reuniendo antecedentes para hacer una querella por lo sucedido, ya que la empresa no solo reaccionó tarde a los hechos, tampoco fue empática con los afectados.
Agrega que la industria no estaba preparada para enfrentar una emergencia: “La falla del equipo sucedió a la medianoche del 27 de abril y solo a las 14 horas del día siguiente enviaron camiones aljibes para mojar el yeso y que se fuera a las napas subterráneas, no lo humedecieron y luego aspiraron como se debe proceder. Y más tarde, enviaron cuadrillas a barrer, levantando el polvo; hubo que echarlos para evitar más daños”, cuenta.
Posteriormente, el Volcán recurrió a la empresa Valor Estratégico para mejorar sus relaciones con la comunidad. Esta les organizó una reunión con los afectados: “Cuando le plantee la situación el gerente Técnico y Desarrollo Sustentable, Ricardo Fernández, me dijo que no había que llorar sobre la leche derramada”, indica el entrevistado.
De palabra, dice, el ejecutivo se comprometió a que entre 3 a 4 meses más levantarían un muro acústico para reducir los ruidos y harían otras obras de mitigación. “No quedé contento con la reunión porque buscaban tapar el sol con un dedo y lo que queremos es que no suceda nuevamente”, argumenta Francisco.
Yeso para volcanitas
La centenaria empresa, produce las conocidas volcanitas (yeso y cartón) que se utiliza en la construcción y otra amplia variedad de productos. Es propiedad de la familia Matte y ha extendido su negocio a Argentina, Brasil y Perú.
Posterior a los hechos, el Volcán emitió un comunicado declarando que “el material corresponde a yeso y que la cantidad emitida no afecta a la salud de las personas ni la naturaleza”. Claro que la declaración no convenció a los vecinos. A Francisco le dieron licencia durante unos días, ya que producto de que anduvo en la calle organizando a los afectados: “tuve daño ocular no permanente con ardor y picazón en los ojos”. Dice que otras personas sufrieron problemas respiratorios y algunas mascotas enfermaron por consumir alimentos y agua con yeso.
Afirma, además, que el polvo de yeso en suspensión es permanente en su sector, pero que se habían acostumbrado a vivir de esa forma, aceptando que la gran fábrica que se alza frente a sus hogares dañara su calidad de vida. “En Puente Alto corre un viento Raco y cada vez que ocurre quedamos blancos por el yeso”, señala.
Lo positivo del reciente suceso, es que la compañía estuvo sin funcionar un par de días. Allí, los habitantes se dieron cuenta de la enorme contaminación acústica a la que están expuestos a diario: “Trabajan 24/7 y cuando pararon escuchamos hasta los grillos”, señala.
La industria está siendo fiscalizada por la seremi de medio ambiente y habrá multas, dice el entrevistado. También denunciaron los hechos al departamento de medio ambiente del municipio y pronto esperan iniciar acciones legales.