Claramente 2020 fue un año ultraexigente. Hubo que sacar fuerzas de donde se pudo y adaptarse a grandes transformaciones en todas las áreas. Al concluirlo y frente a una posible segunda ola de coronavirus cuyas dimensiones se desconocen, dirigent@s de Confusam se refieren a los desafíos dirigenciales que se avecinan y lo aprendido durante el periodo que se cierra.
Uno de las grandes dificultades de este año fue la incorporación de nuevas tecnologías para comunicarse. Hasta ahora las reuniones presenciales eran la forma más utilizada en Confusam para informarse y tomar decisiones. Sin embargo, de la noche a la mañana todos y todas debieron usar plataformas con ese fin. Claudia Paredes, presidenta de la Federación Metropolitana Norte, dice que en sus inicios fue lento, difícil y entorpeció la comunicación: “si no tienes cómo reunirte, finalmente, todas las dudas pasan al whatsapp. Nos tocó mucha actividad para aclarar situaciones”, comenta. Liliana Araya, presidenta de la Federación Atacama, también resalta sus complejidades: “cuando no tienes la habitualidad con estas plataformas y porque no todos disponemos de la conectividad suficiente”.
Agrega Claudia que lamentablemente los dirigentes de base tienen la idea de estar abandonados porque reuniones y gestiones ante la autoridad se invisibilizaron para ellos al trasladarse al zoom o mail. “Ha sido muy complejo que el apoyo sea manifiesto sin estar presente. Ha habido mucha expectativa que se cruzó con una mayor sensibilidad, ya que varios funcionarios del sector norte de Santiago fallecieron y la gente comprendió que le podía pasar a cualquiera; sintieron que no éramos cuidados y hubo que hacer mucha contención”, indica.
Claudia Paredes
Rosita Hernández, secretaria general de la Federación Biobío, dice que desde marzo, la tarea maratónica de la dirigencia se focalizó en proteger a socios y socias: exigiendo EPP suficientes; velando por la aplicación de protocolos de seguridad y estando al lado de quienes enfermaron. Expresa que la mayoría de los alcaldes entendió la situación pero no disponía de recursos. Un elemento que entorpeció la gestión dirigencial, como lo indica Claudia Paredes, fue que cada comuna, “es un mundo y cada director de salud determinó la forma de hacer resguardo a los funcionarios. Tuvimos que presentar recursos de amparo en las comunas más reacias para regular esta situación”, recuerda.
Salud mental y cesantía
Los entrevistados coinciden en que es urgente que a nivel país se adopten directrices que cuiden la salud física y mental de la primera línea sanitaria. Y no solo por lo vivido sino por lo que viene: “¿Cuántos y cuantas más enfermarán o morirán? Se viene duro el 2021, sobre todo para las mujeres que somos mayoría en atención primaria y que desempeñamos una doble y triple jornada. Será un esfuerzo gigantesco”, alerta la presidenta de la Metropolitana Norte.
A su vez, Marcos Clementis de Afusam Calama, señala que en su comuna se contrataron sicólogos pero no tienen claro su impacto, por lo que insiste en una iniciativa país: “La gente está muy sensible y estresada porque la tarea es desgastante aunque haya turnos y semanas de resguardo”.
Liliana Araya y Marcos Clementis
Rosita Hernández, destaca otro tema fundamental que agobia al personal de salud: “producto de la masiva cesantía, hemos tenido que subsidiar a nuestros familiares”. Si bien, los despidos no los han afectado como a otros sectores, Liliana Araya, agrega que como gremio “estamos bastante preocupados por nuestra gente. En atención primaria trabajan fundamentalmente mujeres y son ellas las que están sosteniendo a sus familias, ya que sus esposos perdieron probablemente sus empleos, sino repuntamos eso traerá problemas muy grandes”.
Inmersas en la realidad nacional, a las federaciones y asociaciones les ha correspondido financiar desde canastas para socios y socias hasta aportes para pacientes que la están pasando mal económicamente. Además, en muchas comunas debieron resolver de su bolsillo la alimentación de los hospitalizados en sus recintos durante el peak sanitario.
Pagar el costo de la pandemia
Tema aparte ha sido la escasa sensibilidad del Gobierno por la enorme tarea desempeñada por las y los funcionarios de salud. Claudia Paredes declara que llevan casi dos meses movilizados: “Primero por el per cápita y, ahora, por el reajuste y bono Covid. Los dirigentes sabíamos que este Gobierno no daría nada y que habría una pelea muy ardua; pero igual resulta desilusionante que no se reconozca a la primera línea como tampoco el agotamiento físico y sicológico. Las bases están molestas con el Gobierno”.
Rosita Hernández
Suma Liliana que el Gobierno “quiere que el sector público pague el costo de la pandemia. Eso se refleja en una propuesta de aumento de remuneraciones que divide a las y los trabajadores haciéndonos perder poder adquisitivo”. Marcos, ironiza conque si bien hay que activar la economía, existen otras soluciones, “como no condonar las deudas a los multimillonarios”. Enfatiza, asimismo, la poca visión gubernamental para entender que salud es el eje principal para manejar el país: “sin salud no hay nada”.
Concluye Rosita afirmando que la pandemia “nos demostró el valor de las personas; nos permitió darnos de qué estamos hechos. Pero también perdimos compañeros y compañeras y eso duele mucho”.