En un 5.6 -según el Gobierno- se elevará para el próximo año el presupuesto del sector salud. Sin embargo, en la práctica, el monto es menor que el asignado en 2020, con el agravante que en atención primaria el per cápita se mantiene, a pesar de las grandes brechas sanitarias que solo aumentaron bajo pandemia.
El Gobierno declaró que en salud se crecerá un 5.6 por ciento y, específicamente, en APS, un 1,3, señala el economista y asesor del Directorio de Confusam, Manuel Gajardo. Sin embargo, para llegar a esa cifra, utiliza los valores de este año luego del recorte que aplicó. Así, especifica el entrevistado, “al comparar los $9,8 billones del presupuesto del Ministerio de Salud para 2021, con los 9,9 billones que se aprobaron para 2020, nos encontramos con un retroceso”, afirma.
La prueba evidente de este decrecimiento es que el per cápita y los indexadores se mantienen al mismo valor que en 2020. Además, se reducen las inversiones en APS en un 9,8 por ciento y el Programa Nacional de Alimentación Complementaria, en un 17,8%.
Es cierto que frente a una situación de crisis, debe haber un ajuste de cinturón, pero este -como suele ocurrir- se ajusta solo para algunos.
Fondo Covid
Expresa Manuel que no se debe olvidar que el Gobierno dispone de un Fondo Covid, de 12 mil millones de dólares. Por ello, “esperábamos un adicional para la salud mucho más alto”. Enfatiza que la pandemia evidenció la debilidad del sistema de salud, que “de no ser por el sobreesfuerzo de sus funcionarios y funcionarias claramente hubiera colapsado”. Así, señala que lo lógico era aumentar sus recursos, considerando que el coronavirus seguirá acompañándonos en 2021. Sin embargo, “la decisión del Gobierno es prácticamente congelar los recursos a la primera línea”.
Manuel Gajardo
Resalta que ese Fondo fue desbalanceado para “cuidar la salud del modelo y no de las personas, al inyectar plata al mundo empresarial mediante reducción de impuestos y subsidio a la mano de obra”. Precisa el profesional, que le rebajarán impuestos a las grandes empresas, mediante depreciación acelerada de sus activos. Esto es, indica, “un perdonazo para las grandes compañías no para las pymes; mientras condenas a la gente a una salud más miserable por falta de recursos del Estado”.
En su opinión, en una situación de crisis donde hay que conciliar la salud de las personas con la de la economía, hay que anteponer siempre a las personas. Y ¿Cómo debe hacerse? Afirma que frente a un mayor gasto, se pueden incrementar los ingresos o reasignar: “en Chile hay espacio para aumentar los ingresos con una reforma tributaria que grave a los más ricos. Si el Ministro de Hacienda tiene tantos problemas de cuadratura, ¿Por qué no alienta que quienes se han llenado los bolsillos tengan un impuesto permanente que ayude a resolver el problema de la salud?”, plantea.
Per cápita y sobrecarga laboral
Por su parte, el ex Jefe de las divisiones de Planificación Sanitaria y atención primaria del Minsal, Bernardo Martorell, apunta que mantener el mismo monto del per cápita y de los indexadores que en 2020, “es un retroceso” y califica como “una señal equivocada no priorizar brechas en salud”. Añade, además, que en este periodo la brecha ha ido aumentando por atenciones que no se prestaron.
Bernardo Martorell
Afirma que si se quieren resolver las listas de espera, hay que hacerlo donde comienzan: “Es decir, en atención primaria; gastar en listas de espera es pan para hoy y hambre para mañana. El presupuesto es cortoplacista al tratar de priorizar lo hospitalario y ni siquiera lo hacen tanto”, indica refiriéndose a los 150 millones de dólares extras para listas de espera.
Agrega el médico que es indispensable atender a las personas de manera integral, y un presupuesto ultrarrestrictivo en atención primaria para una población con acumulación de daño, lo único que generará es un efecto rebote en 2021, sobrecargando aún más a los trabajadores de la salud.
Proyecta que llegarán oleadas de personas a los consultorios y no habrá recursos para atenderlas, afectándose los pacientes y también los trabajadores con estrés, angustia y malos ratos producto de este presupuesto.
Plantea el ex directivo que se entiende que haya periodos donde el Estado tenga menos recursos, pero que es en esos momentos cuando debe inyectar platas para generar empleo. “La salud pública es el empleador más grande del país, con unas doscientas mil personas. Por tanto, si inviertes en atención primaria casi todo se va a trabajo; y eso es súper positivo para la economía porque permite que las personas puedan tener una vida digna y también consumo”, señala.
Concluye que detrás del presupuesto, puede haber una estrategia de negociación del Gobierno: “quizás, optó por proponer un monto negativo para no entregar tanto cuando vengan los paros. Es su cartita bajo la manga. El año pasado se aumentó el per cápita estallido social de por medio, a lo mejor esperan un escenario similar”.