La Internacional de Servicios Públicos (ISP) es una organización mundial que integra las Global Union o federaciones mundiales que aglutinan por ramas a las y los trabajadores. Estas entidades forman parte del sistema de Naciones Unidas y llevan la voz de sus afiliados a los espacios multilaterales.
La ISP representa a las y los trabajadores públicos y se afana defendiendo el empleo público; relevando el rol del Estado en la gobernanza global; luchando a favor de la justicia tributaria y en contra de los TLC-entre otros- para que el Estado disponga de más recursos para entregar servicios de calidad a la población.
En la Región, la Internacional tiene seis divisiones territoriales, Nayareth Quevedo es la Secretaria Subregional del Cono Sur que agrupa a Uruguay, Paraguay, Argentina y Chile, con 45 sindicatos afiliados, entre ellos Confusam.
-¿Cuáles son hoy los principales desafíos de la ISP?
– Abarcan cinco ejes. Primero, buscamos mayor visibilidad para los trabajadores del Estado en la discusión mundial. Para ello, debemos generar poder mediante nuestro crecimiento. Nos propusimos aumentar en un millón de afiliados para hacernos más fuertes. Como segundo desafío, está avanzar hacia un mundo inclusivo en el trabajo; consideramos los temas de juventud, género y comunidad LGTBIQA+, para otorgar dignidad a los trabajadores.
Como tercer punto, queremos seguir mejorando las condiciones laborales para contar con servicios públicos de calidad. Quienes prestan estos servicios deben gozar de un trabajo decente con seguridad social; deben poder organizarse, recibir un salario justo y contar con igualdad de condiciones para ascender.
Los servicios públicos de calidad deben ser financiados por el Estado. Por ello, nuestro cuarto desafío es la justicia tributaria. Creemos que estas reformas deben ser progresivas y animamos que se grave el patrimonio de las grandes empresas para aportar recursos al Estado. Y, por último, queremos fortalecer los cinco sectores que nos integran: salud, municipales, agua-energía, asistentes de la educación y administración central del Estado.
-¿Qué experiencia dejó la pandemia respecto al rol del Estado y de sus trabajadores?
-Durante la pandemia, los trabajadores del Estado -sobre todo los del sector salud-, fueron reconocidos como héroes, pero hoy vuelven a ser los villanos. El desafío de la ISP y de sus organizaciones afiliadas es cómo instalamos el discurso de que sin los trabajadores públicos y sin el Estado es imposible afrontar otra crisis sanitaria.
La pandemia demostró que no éramos unos locos ni que estábamos equivocados sobre que se debe invertir en servicios públicos y que el Estado debe fortalecerse mediante la justicia tributaria. Para avanzar, nos juega en contra la fragmentación del movimiento sindical. Por ejemplo, en Paraguay existen nueve centrales sindicales y eso habla de las pésimas condiciones laborales de sus trabajadores; en Chile, la fragmentación es enorme sobre todo en el sector hospitalario.
– Se requiere más Confusam…
-La característica de Confusam es la fuerza de su unidad, que sean pluriestamentales. Esa fuerza no la tiene otra organización del sector salud; por eso es tan importante cuando paraliza así como su voz a nivel nacional e internacional. Efectivamente, las condiciones laborales de la atención primaria son distintas a las del mundo hospitalario, pero van de la mano con la importancia de crear poder desde el mundo del trabajo. Ese poder de la Confusam es el que queremos crear a nivel del mundo globalizado.