Es como una historia sin fin para la directiva de Afusalud de Tiltil. Deben dar la pelea por las condiciones de infraestructura, porque la población reciba una mejor atención y hasta por el pago de sus remuneraciones. Acaban de terminar un paro de dos semanas exigiendo que se les cancelen horas extras y bono colectivo de abril y no saben si se les seguirán pagando en los siguientes meses. Por ello, se mantienen en alerta…
“Nos están turnando los pagos con educación; un mes les toca a ellos y, al siguiente, a nosotros. Esta bicicleta a todos nos tiene preocupados”, dice la presidenta de Afusalud, Valeria Guerra, con evidente cansancio después de días de intensas negociaciones, que incluyeron la firma de un protocolo de acuerdo con 19 puntos. Aun así, no tienen claro cómo vendrá la mano para los siguientes meses, porque la Corporación en el último tiempo, se ha negado a conversar e informarles previamente de aplazamientos en sus pagos, solo se han enterado al recibir el sueldo.
Tiltil tiene un solo cesfam denominado Huertos Familiares. En 2024 deberá ser reemplazado por uno nuevo, así que por mientras les han dicho que no invertirán en la actual infraestructura. La dirigenta expresa que implica dos inviernos más sin calefacción adecuada y afrontando un sinnúmero de problemas que los acompañan desde hace años.
Pero el nuevo recinto no resolverá la gran precariedad en que laboran. Actualmente, no disponen de implementos de trabajo como banda de internet suficiente y deben prestar de sus celulares, también muchos deben llevar sus notebook porque no hay computadores para desempeñar sus funciones, subsidiando de sus bolsillos a la Corporación. La carrera funcionaria no es mejorada desde hace años, siendo la más precaria en el sector norte de la Región Metropolitana; tampoco reciben uniformes. Por otra parte, las lagunas previsionales se acumulan y aunque se les descuentan préstamos pedidos por los funcionarios a la Caja Los Andes, no se les transfieren los pagos a esta.
Listas de espera
Dicen la secretaria de Afusalud, Gabriela Álvarez, que la Corporación Municipal “le debe a todo el mundo”. Por esa razón, solo en el programa cardiovascular tienen lista de espera de 700 personas, ya que no se hacen más que 20 exámenes semanales por la falta de pagos al laboratorio. “Los pacientes llegan descompensados y solo podemos actualizar su receta”, indica. Por lo mismo, oficiaron al Servicio de Salud Norte para que se dé por enterado de las razones por qué no pueden cumplir algunas metas sanitarias. Además, desde abril también dejaron de contar con atención de siquiatra y hay problemas con la provisión de medicamentos y el traslado de pacientes.
La directiva con diligencia hace las denuncias en todas las instancias que corresponden. Sin embargo, la Corporación prefiere pagar las multas y no solucionar los problemas, finalmente la situación les rebota porque los recursos para salud se van reduciendo.
Así, las cosas, de no mediar cambios profundos, los 20 mil habitantes de Tiltil -donde el 16 por ciento carece de servicios básicos-, deberán seguir recibiendo una atención a medias, y los 130 funcionarios haciendo magia frente a la precariedad.