El 13 de abril se cumplieron 30 años desde la promulgación del Estatuto de Atención Primaria. Fue ley producto de una larga lucha de miles de trabajadores y trabajadoras de atención primaria organizados en esos tiempos en torno a la Coordinadora. Movilizados y, sobre todo, animados por una profunda convicción, lograron que el Congreso aprobase un texto diferente al que tres años antes envió el Gobierno a los parlamentarios.
Al termino de la dictadura, la situación era desastrosa en el mundo laboral. Y uno de los sectores que había perdido todos sus derechos laborales, lo constituían quienes se desempeñaban en el nivel primario de salud con la municipalización de sus fuentes de trabajo. A raíz de ello, se regían por el Código del Trabajo, no contaban con carrera funcionaria ni con ninguno de los actuales beneficios, además de que percibían sueldos bajísimos.
Un poco de historia
Si bien, desde antes que asumiera Patricio Aylwin la presidencia de Chile -el 11 de marzo de 1990-, ya las y los trabajadores de algunos consultorios habían comenzado a formar sindicatos, fue la transición a la democracia la que impulsó su reorganización al igual que ocurrió en los otros gremios.
Era un tiempo previo a la existencia de Internet y whatssap y los celulares estaban recién empezando a aparecer a un precio inalcanzable. Por lo tanto, se buscó en guías telefónicas las direcciones de consultorios a lo largo del país y se envió cartas invitándolos a un primer encuentro en Valparaíso.
Llegaron 117 delegados de la I a la X regiones al primer Congreso, efectuado entre el 23 y 24 de marzo de 1991. En ese momento, la demanda será volver a depender de los servicios de salud, pero con los meses se irán dando cuenta que esta requería quorum calificado, y con la imposición de senadores designados, no lo alcanzarían. De esa manera se opta por jugársela por el camino propio: un estatuto para atención primaria.
En enero de 1992 ingresa el proyecto al Congreso y la dirigencia encabezada por Aída Díaz y siendo secretario general, Enrique Barilari, declara que “en sus contenidos norma, legisla y avala la inestabilidad laboral, la doble dependencia técnico administrativa y perpetúa remuneraciones inferiores a las que perciben los trabajadores dependientes del Servicio Nacional de Salud”.
Fue así que el primer paro nacional se llevará adelante el 6 de julio de 1992, demostrando la gran fuerza y unidad de las y los trabajadores. Al año siguiente, un nuevo rostro presidirá la Coordinadora. Esteban Maturana, con gran habilidad, liderará la energía y convicciones del naciente movimiento y se logrará obtener la aprobación del texto legal.
El Estatuto se convertirá en el pilar fundamental que dio origen a la actual atención primaria de Chile, al regular su administración, financiamiento y estructura. Pero el cambio fue mucho más profundo, al permitir que miles de funcionarios y funcionarias recuperasen su dignidad en el trabajo y se constituyesen en una fuerza sindical que sabe hacer la diferencia hasta hoy. Por ello, la historia de CONFUSAM está atada de manera indeleble a la de la atención primaria.
La conmemoración de estos treinta años, encuentra a la Confederación en un proceso de impulsar modificaciones al Estatuto -junto al Ministerio de Salud y la Asociación Chilena de Municipalidades- para perfeccionarlo y actualizarlo de acuerdo a los nuevos tiempos.
Foto portada: Directiva de la Coordinadora en marzo de 1992, llamando a rechazar el proyecto de ley de Estatuto. De izquierda a derecha: Enrique Barilari, Aída Díaz, Juan Soto y Carmen Aránguiz.