Jaime Acevedo, presidente de la ong Desinflámate para la Medicina Social (@aireyvida2021), lleva casi dos años alertando que las mascarillas quirúrgicas tienen una baja protección frente a la transmisión del Covid-19. Ahora que, definitivamente, la OMS reconoció que los aerosoles son la forma de contagio más importante, presenta una propuesta “de cuatro capas” para prevenir y no solo mitigar.
¿Después de que la OMS reconoció que el contagio también se produce por aerosoles, hubo cambios en la política nacional sobre uso de mascarillas?
-Ninguno. Que el Covid se puede contagiar por aerosoles lo reconoció la OMS el 2020, pero el 23 de diciembre de 2021 puso este mecanismo de contagio como el más importante. Eso hubiese justificado un cambio regulatorio como en Estados Unidos, donde se le está entregando a cada ciudadano un respirador N95. Aunque no fuera así, habría que abandonar el discurso que promueve mascarillas quirúrgicas porque está demostrado que solo protegen entre 40 y 60 por ciento del riesgo de contagio. La N95 protege un 95 por ciento.
-¿La razón es económica?
-No podemos elucubrar, pero existe una constante que es el negacionismo respecto a la ciencia. Hay evidencia disponible para aplicar el principio precautorio. Nos ha sorprendido la tozudez en cuanto a aceptar que hay un espacio para mejorar, que significa pasar de mitigar a prevenir contagios.
-¿Cuál es vuestra propuesta?
Nuestro estándar científico precautorio consiste en 4 capas que permiten pasar de mitigar a prevenir los contagios en los espacios públicos. La primera, son los respiradores N95 o FFP2, con la salvedad de que en Chile tenemos un mercado desregulado. Al respecto, proponemos que el ISP valide la certificación de origen; eso hoy es voluntario. También que el mecanismo de sujeción sea de elásticos a la nuca y el uso del respirador debe completarse con el afeitado de la barba.
La segunda capa es la ventilación que tiene cuatro características: continúa, cruzada, distribuida y medida. No sirve abrir y cerrar las ventanas varias veces al día, el flujo debe ser continúo para no exponer a las personas a un aire recirculado. Cruzada significa que hay un punto de entrada y uno de salida. En lugares donde existan espacios cerrados con un solo acceso al aire, lo que se hace es poner un ventilador hacia afuera a modo de extractor.
El concepto de distribuido tiene que ver con los espacios muertos -rincones u otros- y para esas circunstancias se usan ventiladores que redirijan el flujo de aire. La cuarta característica es la medición del CO2; hay riesgo cuando supera las 700 partes por millón.
¿Y las otras dos capas?
La tercera, es el uso de filtros Hepa, que son de alta eficiencia y lo mismo los Merv13. Esta capa es un complemento en espacios cerrados y está demostrado que reduce el riesgo de contagio. En los hospitales ya existe en los sistemas de aire acondicionado de neonatología, pabellón y UCI, entonces, la brecha sería avanzar hacia los otros servicios. En el caso de la atención primaria simplemente no están. Los filtros no solo dependen de un sistema de aire acondicionado, existen filtros portátiles. Los científicos idearon una solución de bajo costo para esos espacios.
Por último, la cuarta capa es la distancia. Decimos mayor de dos metros, porque si bien las gotas caen a menos de un metro, en cada momento al respirar estamos produciendo aerosoles, son una constante humana porque así nos comunicamos los microorganismos de nuestra vía aérea, es un mecanismo biológico.
¿Los aerosoles se generan siempre no solo durante procedimientos?
-Está dinámica de los aerosoles es conocimiento nuevo para la medicina. Creíamos que solo los procedimientos generadores de aerosoles los producían y así nos pilló la pandemia. Por eso, solo nos entregaban respiradores N95 cuando hacíamos procedimientos. Esa creencia en enero del 2022 no está basada en evidencias. Por lo tanto, las cuatro capas son el estándar mínimo cuando quieres prevenir el contagio.
Hoy no estamos garantizando seguridad clínica a los pacientes y ese es el principal argumento para implementar las cuatro capas del estándar científico precautorio en salud. Hay un primer argumento que es satisfacer la Ley de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que no se está respetando. Sin embargo, respecto a nuestra misión el mejor argumento para solicitar que no se demore más esta aplicación, es proteger a los pacientes. Estimamos, que cada trabajador contagiado es un contagio prevenible y cada muerte es una muerte prevenible, desde hace más de un año.